sábado, 18 de agosto de 2012

ICEBERG

El hombre
cada mañana despunta las alas del sol
con sus notas y argumentos

El sol como una sombra gigante
hace que brille la humedad de sus pupilas
mientras él, acaricia ariscamente la cabeza
y cubre el aliento con  un bostezo.

El hombre al medio día
camina la hierba, el asfalto, el lodo, el estiércol,
inclusive la confianza.
Da saltos de anfibio
de allí para allá, de allá para mas allá.
Se encumbre, se hunde entre las arañas negras capituleadas;
y sube al fuste.

El hombre inventa sonrisas solemnes
saludando causas, hechos, testigos
y brota los ojos, la palabra, su verbo.
En la tarde,
el hombre se hace creible,
cuando ella invade rincones
cuando las sombras se asoman,
una lágrima corre suelta
un corazón crepita
una vergüenza se aferra a un rostro
un nombre suena publicamente,
unos niños lloran
y las señoras abandonan los muertos
de la telenovela, por que hay nueva noticia. 
Al hombre, lo ha traicionado su propio silencio,
de adrede las dudas lo buscan, lo fustigan;
ya es tarde en la tarde.

El hombre, imputó al inocente.


Rosaura Mestizo Mayorga

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